LEYENDAS CANARIAS



¡Hola chicos y chicas!, en este post hablaré sobre algunas leyendas canarias llenas de fantasía (pero con connotaciones de la realidad historia de las Islas Canarias) y muy entretenidas, ¡espero que les guste!  💙 💋



LEYENDA GARA Y JONAY:

Una de las leyendas más románticas de Canarias es, sin duda, la de Gara y Jonay. Protagonizada por la princesa gomera Gara, y el hijo de un mencey tinerfeño llamado Jonay, cuenta cómo estos jóvenes se enamoraron durante un encuentro entre los menceyes de ambas islas. Sin embargo, un adivino predijo que su amor traería desgracias en forma de fuego y de lava, por lo que los padres de ambos jóvenes lo prohibieron. A pesar de ello, Jonay escapó nadando sobre unas pieles de cabra hasta La Gomera, donde se refugió con su amada en los bosques más altos de esa isla. Al verse acorralados afilaron una lanza por ambos extremos, la apoyaron entre ambos y se fundieron en un abrazo que acabó con sus vidas para siempre. Hoy aquel bosque lleva su nombre y ha sido convertido en el Parque Nacional de Garajonay.


LEYENDA DE LA REINA ICO:

1. Durante la conquista de las Islas Canarias, arribó a Lanzarote una embarcación española capitaneada por Martín Ruiz de Avendaño. En un principio, su presencia no fue bien acogida por los isleños que se apresuraron a prepararse para entrar en combate. Sin embargo, los tripulantes dieron muestras de desembarcar en la isla en son de paz, por lo que Zonzamas, soberano de Lanzarote, aceptó las ofrendas que traían consigo los conquistadores, agasajando con diversos regalos y ofreciéndoles que descansaran de la travesía en su propio hogar, en Acatife.
Tras unos días de descanso, en compañía de la familia del rey, éste partió hacia la península. Nueve meses después, la reina Fayna, daba a luz una niña de tez blanca y cabellos rubios: Ico. Pronto los ciudadanos empezaron a rumorear sobre la niña y su fisonomía, tan diferente a la de sus padres. La joven creció sana y robusta, y a la muerte de sus padres, el consejo, los Guaires, proclamaron rey al hermano de ésta, Timanfaya.
Poco tiempo después, retornaron los conquistadores a Lanzarote para apresar esclavos. Tras una dura batalla entre aborígenes y españoles, muchos de ellos fueron esclavizados, entre ellos, el propio Timanfaya. Pronto se debía de elegir un nuevo soberano que, a priori, debía ser Guanarteme, esposo y hermano de Ico. Los Guaires no querían esta situación, ya que eso significaba proclamar reina a Ico, de quién dudaban su auténtica procedencia, ya que no olvidaban a aquél navío con Ruiz Avendaño a bordo…
Finamente, para comprobar si Ico era hija de Zonzamas, decidieron someterla a la prueba del humo. Ésta debía ser encerrada en una cueva acompañada de mujeres plebeyas. Llenarían la cueva de humo y si ella sobrevivía, era signo inequívoco de que por sus venas corría sangre real. La noche anterior a la mortífera prueba, la niñera de Ico, Uga, acudió a sus aposentos con la excusa de animarla pero, en realidad, le aconsejó que dentro de la cueva empapara una esponja con agua y la pusiera en su boca.
Así lo hizo. Cuando los consejeros entraron la cueva, encontraron a Ico viva y a las plebeyas muertas. Ésta fue coronada reina de Lanzarote junto a su esposo Guanarteme. Nunca nadie más volvió a dudar de ella, a pesar de sus rubios cabellos y su piel clara. 


LEYENDA DE GAROÉ:

2. "No hay más agua en la isla que la que destila el Garoé". Así habló el bravo Erese. Su mujer, Tenesedra, continuó relatando el plan: "si lográramos ocultarlo, la sed obligaría a los extranjeros a marcharse". Los extranjeros arribaron una mañana, desplegadas sus velas semejando casas blancas sobre el mar. Armiche, que gobernaba la isla, recordó la profecía de Yone el adivino: "los emisarios del dios Eraorahan llegarán por el mar en unas casas blancas". El intérprete enviado transmitió palabras de protección y amistad. No tardaron Armiche y otros isleños en dar muestras de vasallaje.
Mas Erese y Tenesedra, Guarsaguar, Tincos y un osado grupo no aceptan la sumisión. Por eso cavilan la mejor manera de rechazar a los invasores. Tenían que ocultar el Garoé. Era éste un árbol único en la isla. Todas las mañanas se levantaba una niebla que subía cañada arriba y se asentaba en el lugar donde estaba el Garoé. Las hojas iban destilando el agua, tanta y tan continua que abastecía a toda la isla. Era una fuente prodigiosa para los bimbaches.
Los rebeldes se pusieron a la faena de ocultar el árbol con ramas, entre ellos la bella Agarfa. Tincos, que se había distinguido en sus combates contra piratas que arribaban a la isla, la amaba intensamente. Pero ella no le correspondía. Abatido por ello, Tincos pasaba temporadas sin comer. Pero ahora la siente próxima, volcada en la tarea. Terminaron de ocultar el árbol y juraron que, si alguien desvelaba su ubicación, perdería la vida.
Insistentemente los extranjeros indagaban con la esperanza de encontrar agua, sin éxito. "Sólo bebemos el agua de la lluvia". "¿Y cuando no llega la lluvia?" "Aguardamos". Mas recelaron que algún misterio había en aquel vivir sin beber, y más meticulosas fueron las expediciones en busca de algún manantial. Con una de esas expediciones fue a dar la bella Agarfa. Y fue a enamorarse de un soldado que en ella iba, y no tardó en entregársele y en rebelarle el secreto del Garoé. Así saciaron su sed los invasores.
La noticia de la traición de Agarfa se propagó por la isla como una tormenta. Erese y Tenesedra juraron vengarse, mas Tincos los contiene. Quiere ser él el que ejecute el castigo. Los otros acceden ante la rabia del antiguo enamorado. Mientras recorre la isla para encontrar el escondite de Agarfa, Tincos siente que, más que el que haya rebelado el secreto del Garoé, le pesa y le quebranta imaginar el cuerpo de Agarfa poseído por otro hombre. En esto pensaba mientras la mató, mientras Armiche y el resto de los bimbaches eran tomados como esclavos.


LA MALDICIÓN DE LAURINAGA:

En el siglo XV, D. Pedro Fernández de Saavedra, caballero bravucón y pendenciero que, nada más pisar tierra guanche, comenzó a tener aventuras con las hermosas mujeres del lugar y de estas relaciones, nacieron una sarta de hijos ilegítimos. Pero debido a los convencionalismos de la época, tuvo que casarse con una mujer de buena familia, Constanza Sarmiento, hija de García de la Herrera, con la que tuvo catorce hijos.
Uno de estos hijos fue D. Luis Fernández de Herrera, quién heredó los atributos físicos de su padre y su egotismo, también seducía a las indígenas que lo admiraban como a un héroe, siendo una de ellas su perdición. Una atractiva guanche, bautizada como Fernanda, fue su objeto de deseo durante meses.
Ésta no accedía a sus deseos, pero temerosa de posibles represalias, aceptó a acompañar a D. Luis a una cacería de su padre. Durante la jornada, aprovechó para llevársela a otro lugar, lejos de miradas indiscretas, sin embargo, al intentar abrazarla, ésta se asustó y empezó a pedir ayuda, pronto el resto de los asistentes a la cacería se dieron cuenta de que los jóvenes no estaban.
Aunque acudieron al lugar de donde provenían los gritos, un lugareño se adelantó y, por intentar defender a Fernanda, D. Luis desenvainó un cuchillo y el guanche se lo arrebató hábilmente, pero justo en ese momento apareció el padre de éste, D. Pedro Fernández de Saavedra, quién con su caballo aplastó al campesino muriendo éste en el acto. Pocos minutos después, se acercó una anciana, madre del labrador asesinado, y al comprobar quién era el causante de la muerte de su hijo, descubrió que se trataba del hombre que la había seducido en su juventud, padre y asesino de su propio hijo.
Dolorida, elevó sus ojos al cielo, invocando a sus dioses guanches y maldijo toda la tierra de Fuertenventura, por ser D. Pedro Fernández de Saavedra su señor. Desde ese momento, el viento sopló con fuerza del Sáhara, quemando todo a su paso. Año tras año, la isla se fue convirtiendo en un bello desierto, el cual, según los antiguos, acabará desapareciendo bajo la maldición de Laurinaga. 


LA MUERTE DE DORAMAS:

3. Desde las alturas de Arucas, Doramas ,el Guanarteme de Telde hostigaba sin cesar las tropas de Pedro de Vera. El conquistador español, dispuesto a terminar cuanto antes con esta situación, desplegó a sus hombres en un cerro cercano a donde Doramas tenía sus guerreros. Desde allí ambos ejércitos se contemplaban en espera de la batalla decisiva.
Fue entonces cuando se oyó a Doramas lanzar un grito poderoso, desafiando a Pedro de Vera, invitándole a luchar ellos dos de modo que aquel singular combate dirimiera el resultado de la lucha sin derramar la sangre de más isleños o más castellanos.
Sin embargo, Pedro de Vera, aconsejado por sus hombres, desestimó el desafío,pero no impidió que uno de sus hombres, el hidalgo Juan de Hozes, abandonara sus filas y se lanzara a caballo en contra de Doramas. No tardó mucho tiempo el caudillo canario en frenar la acometida, pues con un certero lanzado lo mató.
Ante esto, Pedro de Vera, cegado por el furor, arremetió contra Doramas. Lucharon ambos durante mucho rato sin que la lid pareciese tener un claro vencedor… De repente, en uno de los lances de la batalla, uno de los escuderos del castellaño hirió a Doramas por la espalda, el cual cayó a tierra sangrando y moribundo. Desde allí increpó con desprecio al conquistador su traición:
-“No me has vencido tú, sino la traición del que me ha herido”

Pedro de Vera ordenó que le cortaran la cabeza y la clavaran en una pica. Así la llevaron al Real de Las Palmas, exhibiéndola como un macabro trofeo.


EL GRITO MÁS FIERO:

Cuando Jean de Bethencourt llegó a El Hierro, vivía en la isla un bimbache llamado Ferinto, el cual se convirtió en el tormento de los conquistadores. Por mucho que los extranjeros perseguían a Ferinto, su agilidad era tal que no lograban atraparle. Un día este herreño fue traicionado por alguno de los suyos y los europeos rodearon su guarida con la intención de prenderle, pero Ferinto los oyó llegar y logró huir hasta el borde de un profundo barranco, cercano a Valverde. De poco le sirvió a Ferinto su huída, porque sus enemigos estrecharon aún mas el cerco, hasta que se vio totalmente perdido. Mientras que a sus espaldas estaban los castellanos, bajo su pies se abría un horroroso abismo, comprendió que una caída podría ocasionarle la muerte. A pesar de todo, reflexionó Ferinto, ¿qué es la vida, cuando se ha perdido la libertad? ¿para qué sirven el aire que nos rodea, las aguas que los dioses destilan de los árboles sagrados o las montañas con sus misterios si todo eso es ultrajado, despreciado y deshonrado por gentes que vienen a tratarnos como esclavos?, ¿de qué sirve mi vida si mi voluntad se trunca a cada paso ? ¿no es mejor morir despeñado y convertir mi muerte en un acto liberal?. Ferinto cogió aliento, flexionó sus poderosas piernas, saltó... Y, superando cualquier expectativa, logró llegar al otro lado del cauce, poniendo sus pies en el lugar que hoy se conoce como ''El Salto del Guanche''. Sin embargo, de nada le sirvió, ya que allí también le esperaban los conquistadores con las armas prestas. La desesperación de ver su libertad perdida lo impulsó a gritar, lanzó un grito tan fiero, tan grande, tan alto que atravesó la isla, sobre pinares, barrancos y volcanes, hasta llegar a La Dehesa, en el otro extremo de El Hierro, donde su madre, al escuchar su potente voz, dijo con tristeza: ¡Mi hijo ha sido vencido!.


EL DRAGO MILENARIO:

4. La leyenda asegura que hace muchísimos años desembarcó un mercader en la costa de Tenerife, concretamente en la playa de San Marcos, en Icod de los Vinos. Dicho mercader estaba ansioso de conseguir “Sangre de Drago”, muy preciada en la época.

Al llegar este hombre de negocios a la playa, se fijó en unas jóvenes muchachas que se allí se divertían. Con su carácter avaricioso, se propuso poseer a una de esas nativas guanches, con lo que se empeñó en perseguirlas. Tras correr un corto tiempo tras ellas, dio alcance a una y pensó que había sido muy fácil conseguirla, pero no reparó en la inteligente mirada de aquella doncella que había capturado.

Ella le ofreció como muestra de su amistad, hermosos frutos autóctonos de la isla. Frutos de una gran belleza. Tan complacido se sintió el hombre que tranquilo se sentó a comer sin fijarse en lo que la astuta muchacha realizaba. Ella, en ese momento de despiste, aprovecho para saltar al otro lado como del barranco como una gacela.

La joven mujer, se escondió hábilmente entre los árboles, mientras el confuso mercader intentaba adivinar su silueta entre el denso bosque. Así, buscando a la doncella, se topó con el enorme árbol. Era muy extraño y aterrador, que defendía con su presencia a la indefensa muchacha.

Cuenta la leyenda que en este momento el hombre, preso del pánico, tiró un arma afilada que llevaba en la mano, la cual fue a clavarse en el tronco de aquel majestuoso árbol. En ese momento, el árbol comenzó a emanar en líquido rojizo y denso que parecía sangre. Ante aquello el mercader se fue corriendo hacia su embarcación y no volvió a pisar nunca más las islas.

El drago canario es un impresionante árbol de ramas espesas cuyas hojas simulan afiladas espadas. Son muy famosos por su peculiar resina, que es densa y del color de la sangre. Lo real de la leyenda es precisamente esto, al cortar su corteza parece que sangrara y para los guanches, aborígenes de las Islas Canarias, representan la manifestación terrenal de su dios protector aquí en la tierra. 



EL SALTO DEL ENAMORADO:


En la zona denominada La Galga, actual municipio de Puntallana (La Palma), donde destacan sus imponentes riscos, vivió en otros tiempos un valiente y osado pastor. Éste, quedó prendado de una hermosa joven que ignoraba todas sus pretensiones, no obstante, el pastor  no  se daba por vencido  en  cortejarla, pero ella mantenía una total indiferencia. 
La hermosa joven, agobiada por la constancia del pastor en conseguir su corazón, quiso probar su amor pidiéndole un imposible y así poder  liberarse, de una vez por todas, de su insistencia en  cortejarla. Para ello, le pidió que antes de aceptarlo, debía realizar una prueba y si la pasaba, sería su esposa. Dicha prueba consistía  en acercarse al precipicio y, apoyando sus manos en su lanza (vara con la que los pastores canarios sortean las dificultades orográficas), sorteara los abismos tres veces con su cuerpo sin caer.
El valor y la destreza del amante quedaron patentes en los dos primeros saltos, pero en el tercero, cuando se encomendó a su dama, no tuvo suficiente impulso como para sortear el profundo agujero y murió estrellado, sin que jamás se pudiese hallar su cuerpo  en las profundidades del barranco.
El amor le cegó y murió por conseguirlo.
Se cuenta que la muchacha enloqueció, a causa de esta tragedia, y nunca más salió de su casa, excepto cuando pasaba algún entierro. Entonces corría desesperada hacia el féretro, gritando el nombre del pastor, pensando encontrarlo en su interior, pero al comprobar que él no era, lloraba desconsolada. Y  a si permaneció todos los días que le restaron de vida.
Desde entonces, la gente del lugar para recordarlo, llama al risco El Salto del Enamorado.




                                                                Imagen 1


Existen muchas otras leyendas, como por ejemplo; Guayota el maligno, la leyenda de Marca, la llegada de la virgen de los reyes, etc., pero en este post solo les hablaré de las dichas anteriormente, ya que son mis favoritas.

Espero que les gustasen tanto como a mi. ¡Un abrazo! 😉





BIBLIOGRAFÍA:

Laguiadegrancanaria. Leyendas Gran Canaria. La leyendas, relatos fabulosos con una base histórica. Extraído de: http://www.laguiadegrancanaria.com/datos/leyendas_canarias.php

Emmanuelle, Y, (2018). Sobreleyendas. La leyenda de Ico, reina de Lanzarote. Extraído de: 1. https://sobreleyendas.com/2009/11/02/ico/

2. Martin, F. S, (1985). RITOS Y LEYENDAS GUANCHES.


3. Leyendas guanches (IV). La muerte de Doramas (2011). Extraído de: https://miomioynamasquemio.wordpress.com/2009/02/10/leyendas-guanches-iv-la-muerte-de-doramas/


Blogger. Leyendas cortas. Leyenda del drago milenario (2011). Extraído de: 4. http://www.leyendascortas.net/2011/06/leyenda-del-drago-milenario.html

Imagen 1. Extraída de: http://discovertenerife.es/leyendas-canarias/   




                                                                                     Autora: Lorena Carballo Fuentes.
                                                                                                         10 de abril de 2018.


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